UN PUNTO DE VISTA PROFESIONAL SOBRE ASUNTOS DE LA MAR
Tenemos los marinos unos privilegios que la mayoría de los mortales, no pueden disfrutar, al menos con la cotidianidad que disfrutan los hombres y mujeres de la mar, enumerarlos no sería complicado a pesar de que cada marino tiene su propia percepción y sensibilidad, lo que hace que un mismo acontecimiento tenga diferentes respuestas ante sus sentidos.
Uno de estos privilegios es poder contemplar diariamente esos momentos en que no es día, ni es noche, donde la claridad proviene indirectamente de la luz de un sol, que ya no vemos, o que aún no ha remontado el horizonte.
Estos efímeros momentos son lo que llamamos “ Crepusculo” que los marinos tenemos muy bien definidos y diferenciados, cuya duración depende principalmente de la latitud en la que te encuentras y de la época del año, solo dejan de ser efímeros cuando te encuentras en los mares de ambas zonas polares, en que la duración del crepúsculo puede ser considerada como completa, ya que determinadas estaciones, el sol no llega a esconderse bajo el horizonte, el llamado sol de media noche, o cuando el sol no remonta el horizonte y la luz crepuscular es la única claridad que nos alumbra.
Astronómicamente, hay que distinguir entre tres clases de crepúsculos, el Crepúsculo Astronómico, el sol tiene una depresión de 18º por debajo del horizonte de la mar, cuya duración oscila entre un periodo de 120 minutos hasta 80 minutos, hasta que la depresión del sol alcanza los 12º por debajo del horizonte, entrando en el crepúsculo Civil y cuya duración es aproximada desde los 80 minutos hasta los 40 minutos antes del orto del Sol, con una duración de unos 40 minutos y el final lo constituye el crepúsculo Náutico con una duración también de unos cuarenta minutos, hasta que se vislumbra el sol sobre el horizonte, todavía es visible el planeta Venus, que en diferentes latitudes es conocido como el Lucero Matutino, lucero del Alba o “Morning Star”.
¿Que se puede decir de un amanecer en la mar?, Siendo una experiencia extraordinaria y que se renueva cada día con diferentes formas y sensaciones, que nunca se cansa un marino de disfrutar, es cuando nos sentimos más navegantes que nunca, así y antes de que el sol remonte la línea del horizonte, cuando la noche comienza a diluirse con la luz del amanecer, cuando se disfruta de las estrellas ancladas en un cenital fondo oscuro, es cuando comenzamos a preparar los instrumentos que nos identifican como navegantes, dejando en el alerón de sotavento el sextante, para atemperarlo y evitar el empañamiento de espejos y filtros, que en aguas tropicales es lo más común, el cronometro chequeado, las tablas de Navegación, las Tablas Rápidas ó Americanas que muy bien conocen los marinos que nos desfogamos en buques de banderas extranjeras, en la mesa de Derrota y a esperar.
Después de haber calculado el momento optimo o de circunstancias favorables, para la observación y haber determinado las estrellas más favorables para observar, dejamos el camino expedito y sin obstaculos, desde el Mortero del repetidor de la aguja de cada alerón en ambas bandas, en donde leeremos el Azimut del astro, hasta la mesa de Derrota, en donde se anotan las lecturas del cronometro, las alturas observadas y azimut de cada estrella cazada, a veces nos encontramos esa nube que incordia en esos momentos, teniendo que rechazar la lectura de su altura en el limbo del sextante, o que dificulta su identificación, por eso decimos que es una caza de estrellas, la que se realiza en esos momentos de la navegación.
Parece que cuando se finalizan los cálculos de posicionamiento, se calculan velocidades y consumos comparados con el día anterior, corrigiendo ETAS (Estimated Time Arrival), la sensación que te embarga es que se acabó la magia del navegante, retomando la rutina diaria de trabajos y comprobaciones que entretienen la vida del marino a bordo.
Hoy la realidad de los buques mercantes es otra, los crepúsculos son los de siempre, diferentes y completamente gratificantes, pero los cálculos de posicionamiento, nos los proporcionan los equipos de navegación por satélite, que además como van por duplicado, nos garantizan una Situación Satelitaria tan fiable como la observada, sin contar que hoy en día estos artilugios que son de todo menos relojes, que se llevan en la muñeca son sistemas de posicionamiento global fiables, que están disponibles por cualquier tripulante de la nave.
Dicho esto y como marino, quiero pensar que siempre habrá un marino que no quiere que se pierdan, mueran y se olviden estas prácticas náuticas, que tanto nos ha costado aprender y dominar, para que no se pierdan en el silencio de las ciencias y oficios olvidados, ya que navegar es necesario, vivir no es necesario, que decía Plutarco.
Fernando Saiz C.M.M.
La Coruña 22.04.2018
Comentarios recientes
05.10 | 14:38
Hola José, pues dime como?...como puedes ver en esta pagina he tenido varias proposiciones como la tuya, al final nadie me dice ¿como?
05.10 | 09:53
Buenas tardes, encantado de saludarte. Soy Jose
Quería escribirte porque me ha parecido interesante comentar contigo la posibilidad de que tu negocio aparezca cada mes en periódicos digitales como not
11.09 | 18:36
Hola Alberto. - pues dime como???
11.09 | 16:48
Hola. ¿Cómo estás? Soy Alberto del Departamento de Prensa. Muchas gracias por atenderme.
He pensado que podría interesarte cómo podemos hacer que tu empresa aparezca en más de 50 periódicos digitales
“Blue Sea” Registro Limassol
Un relato novelado rescatado de mi viejo Diario de Navegación, una travesía, Rotterdam – Port Harcourt, (Nigeria), a bordo de un viejo buque al Tramp. Una navegación en los tiempos del sextante, cronometro y compas, únicas armas del “Blue Sea”. Instrumentos, que manejados con maestría, son suficientes para arribar a cualquier destino.
No sé, si tiempos pasados fueron mejores, ciertamente los de hoy en día al menos son más cómodos, aunque las mares sean las mismas de siempre, amigas en la bonanza y crueles e inmisericordes en la tempestad.